17 de Septiembre de 2016.

7ª Etapa.  Primera Parte

Sarria (Lugo) - Arzúa (La Coruña).



Hora de Salida: 8:00, que al final fueron las 9:00.
Hora de llegada: 19:16
Kilómetros: 77 Km.
Desnivel acumulado: 1300 mts.
Alojamiento: Albergue Ultreia.




Estación de tren de Sarria.

    En la primera fotografía de la narración de esta etapa aparece la estación de Sarria, en breve sabremos el porqué, comenzamos.

    Apenas son las seis y media de la mañana, ya empiezan los peregrinos más madrugadores a recoger sus pertenencias y preparar sus pesadas mochilas para la ruta del día, son los que van caminando, tienen que aprovechar las horas más tempranas del día y así evitar el calor y llegar al mediodía a sus destinos.

Alberto asegurando el equipaje.
    Entre el trasiego de peregrinos que van al aseo y las conversaciones en voz baja, me voy desperezando así que cuando nos terminamos de espabilar son las siete de la mañana.

     Después de meter todos los bártulos en las alforjas y comprobar que no nos dejamos nada, mi compañero de Camino Alberto y yo nos dirigimos a la cafetería, cuando vamos a pedir el desayuno en vez de la chica de mediana estatura que nos atendió el día anterior, nos encontramos que tenemos que pedirlo mirando hacia el techo, al otro lado de la barra se encuentra un tipo de unos 2,05 metros de altura que por sus características seguro que es o ha sido jugador de baloncesto, efectivamente su nombre es Iker Trevijano jugador en EBA y en  Plata, intercambiando unas palabras me comenta que conoce al C.B. Clavijo, equipo de mi tierra y en particular a  Alberto Ruiz de Galarreta, curiosidades del Camino.

    Una vez bien desayunados, salimos a por las bicis que han estado en buen recaudo en una lonja aledaña al albergue, preparamos el equipaje y cuando vamos a emprender el viaje, sucede un hecho un tanto peculiar.

La salida de Sarria es un tanto cuesta arriba.
    Cuando vamos a partir recibo un Whastapp de Marijose, mi mujer y que reza más o menos así, "Buenos Días, mañana no salgas antes de las ocho." Perplejo por la situación la llamo y no me resuelve la intriga, así que salimos despacio para dar lugar a algo que no sabemos qué es.

     La salida de Sarria es un tanto cuesta arriba, vamos subiendo y cuando estamos a punto de abandonar la ciudad, no sé todavía nada de nada del acontecimiento extra, así que paramos a la altura de la antigua cárcel reconvertida en museo y llamo por teléfono a casa, entonces ante el desajuste de horario me tiene que destapar la sorpresa.

     Así que me dice, "a las nueve de la mañana llega un tren de Logroño con un amigo que quiere  acompañarte a hacer un tramo del Camino". ¿?,  ¿Quien puede ser?, Joder si es Cheve, pero que ocurrencia más alocada, pues sí así que le digo a Alberto que continúe el trayecto que voy para la estación.
Cheve dispuesto a su aventura en el Camino.

    Como todavía queda un poco hasta que llegue el tren con Cheve, busco una salida alternativa de la ciudad, que no sea tan empinada como la que terminábamos de hacer Alberto y yo.

   Incrédulo todavía, aquí estoy en Sarria provincia de Lugo, esperando al colega que es capaz en tiempo récord de hacerse con una bici, desmontarla embalarla y comprar el billete de tren a una ciudad en la que probablemente estuviese yo ese día y a una hora determinada, joder que fino hilas.

    A las nueve y dos minutos, en este caso con total puntualidad hace su entrada el tren procedente de Logroño, impaciente espero a que pare, se abren sus puertas y...  ahí baja Cheve con una bici y poco más de equipaje feliz y con cara de haber dormido poco, una vez intercambiados los saludos y el asombro, procedemos al montaje de la bicicleta que la tuvo que desmontar para viajar en tren.

     Iniciamos el camino por la variante que había visto sin tanta pendiente, no es bueno después de estar ocho horas en el tren encontrarte de repente con una pendiente de aúpa.

    La idea de mi amigo es acompañarme un tramo, más o menos largo para más tarde darse la vuelta y coger otra vez el tren de regreso a casa, por cierto el billete de tren era de ida y vuelta.
    
En Vilei, después de desayunar.
    Emprendemos la marcha y cuando apenas llevamos cinco kilómetros, en la población de Vilei, paramos a desayunar hay que coger fuerzas, bueno en mi caso sería el segundo desayuno.

    Cuando nos disponemos a salir, unos chicos de Vitoria, para más señas,  nos piden ayuda para sus bicicletas habían roto la cadena y se habían quedado sin tronchadenas, así preparamos el taller mecánico y en un plis plas cadena arreglada y engrase por el mismo precio.

    Son las diez menos cuarto, así que vamos avanzando, entre la incredulidad del momento van cayendo los kilómetros, pasaremos por A Serra, A Pena, San Miguel, A Brea y así innumerables y características poblaciones de la zona, el terreno es amable, caminos de tierra, algún tramo de carretera flanqueados con árboles y el verde que corresponde con los paisajes de Galicia.
Camino empedrado llegando a A Brea.

    La afluencia de peregrinos es numerosa, puede ser por la cercanía de las poblaciones y que queramos o no cada vez estamos más próximos a Santiago de Compostela.

    Algunas pendiente nos sorprenden y tenemos que echar pie a tierra, la variedad del suelo de los caminos está presente, a veces son empedrados, otras veces asfaltados o simplemente de tierra, pero siempre en buenas condiciones.

    Incluso hay lugares en el que el camino es coincidente con el recinto de algún cementerio como en Ferreiros, en este caso los caminantes tienen la oportunidad de pasar entre los nichos y tumbas que rodean a la Iglesia de Sta. María de Ferreiros.

Peregrinos por el paso del camino dentro del cementerio.
 En Morgarde, pasamos delante de un corral, en el que se agasaja al peregrino con alimentos de la zona, queso, miel e incluso le sacamos al paisano un vaso de vino.

    Una vez de haber charlado y saboreado los productos de la zona, proseguimos la marcha no sin antes dejar una pequeña limosna o ayuda en la hucha dispuesta para este menester, a la salida del pueblo una mujer se afanaba, azada en mano, en las labores de labranza, que por cierto andaba bien del oído ya que algo comentamos por lo bajo y  nos contestó.

    Seguimos en nuestra particular ruta salpicada por A Pena, As Rozas, Momeintos, A Parrocha y Pacios, es a la salida de este último núcleo cuando nos encontramos en un cruce en el camino, una señal reza Camino Complementario  y otro Camino de Santiago, uno se intuye que sale a pies de Portomarín sin cruzar el río  Miño que discurre por un  camino totalmente asfaltado y el segundo por un camino que si bien llevan al mismo sitio, termina en un estrecho paso en el que en mi caso tuve que quitar las alforjas  y pasarlas primero para luego volver a subir a por la bicicleta.

Cheve ayudando a los peregrinos llegando a Portomarín.
  No obstante haciendo de buenos samaritanos, tuvimos que ayudar a una peregrina de avanzada edad a salvar el estrecho paso así como a una familia que hacia el camino con su hijo de corta edad y que su carrito de niño no daba de anchura.

Una vez superado el contratiempo, no queda más que bajar unas cuantas escaleras en que se ha convertido la senda y voila, ya estamos a los pies del puente que cruza el Miño a la entrada de Portomarín
 
    No entramos en Portomarín así que lo primero que hacemos es volver a cruzar el río Miño, eso sí, por otro puente y después de dos kilómetros por camino entre pinares salimos a la carretera LU-633 a la altura de  una fábrica de Cerámicas, toca ahora unos 5 kilómetros hasta nuestra parada para comer, no obstante son las dos de la tarde una muy buena hora para reponer fuerzas.

El calor y las rectas de la carretera se convierten en una pesadilla.
    A pie de carretera encontramos un restaurante el cual tiene un nombre muy apropiado ya que el sol y el asfalto hacen que las fuerzas se vayan debilitando, su nombre "Descanso del peregrino", nunca mejor dicho.

    El menú plato combinado con beicon, filete de pechuga, huevos y patatas fritas, un manjar y regado con mucha mucha agua.

    Después del café llega el momento de la despedida, según cálculos es el punto ideal para que Cheve se dirija al punto de salida de la etapa de hoy, Sarria, que queda a unos 30 Kilómetros, por mi parte sigo hacia adelante, todavía quedan unos 46 Kilómetros más o menos hasta Arzúa donde está el final de la etapa de hoy.

Final de la primera parte.

Más fotos de la primera parte de la ruta de hoy,  Aquí.


    Por cierto, Cheve llegó sin contratiempos a coger el tren de regreso a casa.



    



3 comentarios:

  1. Que ilusión tuvo que hacerte esa visita. Siempre es buena la compañía y si es un amigo, mejor.
    Salud,
    Barranxas

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  2. Lo que está es un poco zumbado, ir hasta allí desde logroño para hacer 30 kilometros en bici....

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  3. Ja ja ja, no me veas, todavía estoy asombrado, lo pasamos de maravilla, así da gusto.

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